En esta serie de fotografías vamos a comprobar cómo al reducir la apertura
-y alternando proporcionalmente la velocidad de obturación, de forma que la exposición siempre sea la correcta-, ganamos profundidad de campo.
Enfocando al ratón cercano, al pasar de f/4 a f/5.6 de la primera fotografía a la segunda, conseguimos algo de nitidez aunque a duras penas distinguimos el
resto.
Al cerrar hasta f/11 en la tercera, logramos que las figuras del fondo
que antes
sólo se intuían empiecen a verse enfocadas.
Hasta que en la última, con f/22 alcanzamos casi hasta el final de la sala (además se aprecia cómo ganamos también hacia atrás), aunque los elementos móviles nos salen borrosos al haber ido aumentando el tiempo de exposición hasta más de un segundo.
sólo se intuían empiecen a verse enfocadas.
Hasta que en la última, con f/22 alcanzamos casi hasta el final de la sala (además se aprecia cómo ganamos también hacia atrás), aunque los elementos móviles nos salen borrosos al haber ido aumentando el tiempo de exposición hasta más de un segundo.
Profundidad de campo: f/4, f/5.6, f/11, f/22 |
Por tanto, a menor apertura mayor profundidad de campo conseguiremos.
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